Del dolor.


Recibo un llamado y decido partir hacia la aventura, como cuando éramos niños salvajes y con taparrabo correteábamos por el polvoriento barrio. Salgo de mi rutina, me dirijo al galpón, entre oscuridad y polvo diviso mi vehículo. Allí está, con su silueta estilizada, con su color naranja desteñido por interminables tardes de uso. La libero de las telarañas que entre alambres, herramientas y hierbas la atrapan, una limpieza superficial para devolverle el brillo de sus años de gloria y me dispongo a partir. Todo un mundo me espera. Coloco mi pantalón dentro de la media, me subo y empiezo a pedalear, miles de recuerdos recorren mi cerebro a una velocidad desorbitante, apunto hacia la bajada y pedaleo mas rápido todavía, de repente me acuerdo de probar los frenos, cuesta pero logro controlar la velocidad, al pasar por un pozo siento un pequeño descontrol y recuerdo antiguas caídas, aquellas tristes sensaciones. Trato de olvidarme y continúo pedaleando, doblo a la derecha, la bajada continua, cambiando de lugar la cadena para aumentar la velocidad y algo se traba, miro para abajo entre mis piernas para entender qué pasa, pedaleo mas rápido para lograr que engrane. De repente algo sucede, no entiendo bien qué, pero mi cuerpo esta volando por sobre el vehículo, mis ojos siguen mirando para abajo, algo me frenó en seco y salí despedido, la situación se vuelve insoportable, sé que algo malo esta a punto de suceder, siento el viento en mi cara, cada vez estoy más cerca del piso, sé que lo que va a pasar va a ser terrible y quiero que suceda lo mas rápido posible, la ansiedad me mata, impacto cuando menos lo esperaba y el golpe es tremendo, ruedo, siento el polvo en mi cuerpo, las piedras, la dureza del terreno, la aridez como una lija. Logro incorporarme, miro a mi alrededor, no entiendo qué pasa, por unos segundo no siento dolor, esa increíble sensación de “tengo el cuerpo destruido pero todavía no siento nada”, estoy seguro de que cuando llegue va a ser horripilante, pero se ve que nuestro mágico sistema nervioso nos da unos segundos de paz para poder afrontar este tipo de eventos con mas tranquilidad, miro mis extremidades, codos, rodillas, manos, todas sangran. Y de repente el dolor que tanto se hizo esperar llega, comienza como un fuertísimo ardor en la palma de las manos y en cuestión de milisegundos abarca todo el cuerpo, un dolor agudo, casi insoportable, empieza la desesperación, grito con fuerza y aprieto mis puños. Me caí de la bicicleta.

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Coffee dijo...

Que cagada caerse de la bicicleta. Yo siempre me acuerdo una vez de cuando era niño y con mis amigos íbamos a hacernos los extremos y agarrábamos unos saltos. Resulta que delante de uno de ellos había un pozo, justo en el punto de aterrizaje de mi rueda delantera...


marina dijo...

si habre sentido de esos ardores jaja
papa noel me trajo una este año...ya habra novedades de algun que otro raspon


eliro dijo...

muy bueno.. viejos recurdos con sensaciones de dolor.. buen combo jaja. saludo WAlter y cAfe en ingles.. viaja este blog


Panaka dijo...

Bien.


Elabuelote dijo...

No puede ser!, me parece que coffee y walter..no tienen idea de la vida!


Coffee dijo...

Que es eso de la vida?


Aximilo dijo...

que bueno que bueno...
hacia mcho que no los leia... este bariloche me tiene sin interne',,,
pero gue...
a ver cuadno salimos a bicicletear


el julio dijo...

jajajj,,,,...primo fuiste vo el q sep partio?-....pa cuando el gta barilo vs b.a?


Anónimo dijo...

jajaja, a mi tambien me hizo acordar a mi infancia, cuando empezabas a bajar por la calle de tierra de tu barrio y tomabas mas y MAS velocidad, hasta el punto en el q tus piernas temblaban y tus brazos tambien (estos los mas importantes xq sostenian el manubrio) y de repente perdias el control de la rueda d adelante y caias desplomado en la tierra =) q sensacion de mierda


MayQueen dijo...

Por eso no ando en bicicleta y nunca aprendí a doblar en U, soy demasiado diosa para experimentar esos dolores mundanos.


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