Ataduras

No iba a ser un día como cualquier otro en la vida de Carolina. Se había ido a dormir a las 4:45 de la mañana luego de bailar con sus amigas en un bar a tres cuadras de su departamento, al llegar se había sacado la ropa, la había doblado y como siempre la había dejado en la silla al lado del escritorio. Finalmente, se metió en la cama y dejó que su inconsciente tomara el control por unas horas. Soñó con la playa, el mar, el ruido del mar y por supuesto el olor a mar. A las 7:35 sonó el despertador, lo apagó. A los cuatro minutos sonó nuevamente y no le quedó otra opción que levantarse y afrontar la triste idea de ir a su clase de matemática. Se lavó los dientes como todas las mañanas, pensando en el chico del colectivo, sin imaginarse que lo que pasaría luego cambiaría su vida para siempre. Salió del baño, dobló a la derecha y alcanzó a hacer dos pasos hacia la cocina antes de empezar a gritar desesperadamente. Ahí estaba, con toda su «bichosidad» potenciada al cuadrado, sus alas fibrosas, sus brillantes ojos (cientos de ellos), su cuerpo gordo color marrón, su boca llena de alguna especie de saliva repugnante y todas esas cosas que componían su inmunda apariencia. Carolina no les tenía fobia a los bichos, les tenía terror. Al verlo los gritos brotaron como vómito desde su garganta sin ningún tipo de control, quería correr en dirección opuesta pero sus pies estaban atornillados al piso, estaba consciente de la situación pero no tenía manejo de su cuerpo. La desesperación por no poder reaccionar comenzó a ser mayor que la producida por el insecto en cuestión, pensaba en moverse pero el cuerpo no le respondía, estaba atada por sus miedos, por sus pesadillas de infancia, por sus traumas y aquella publicidad de Los expedientes secretos X que no la dejó conciliar el sueño durante más de 3 meses. La situación pareció congelarse, el bicho quedó flotando en el aire pero sus alas ya no se movían. Carolina se concentró en lograrlo y con todas sus fuerzas intento mover las piernas, esta vez tratando se acercarse al individuo alado, estaba a punto de afrontar sus miedos, de matarlo y dejar atrás, de una vez por todas, esos tormentos que no la dejaban en paz. Tan cerca estuvo, que hoy en día al contar la anécdota duda sobre qué fue lo que realmente ocurrió, no se acuerda si logró moverse y el bicho terminó sus días aplastado entre sus manos o, si ella terminó encerrada en su habitación llamando, hundida en el llanto, a su papá para que venga desde Rio Gallegos a solucionar el problema.

11 Comentarios. Si le gustó, hágalo saber.:

Palmus dijo...

Y un dia volvio Walter Ñ para todos los q lo pedian... esta buena la historia, la dosis justa de seriedad para compensar el desequilibrio psicotico de los posts del Sr Coffee..


Indiana Jones dijo...

El Regreso de Walter Enie.
Snakes. Why'd it have to be snakes?


Anónimo dijo...

The return of the jedi, la conosco a carolina, vive en mi cuadra.


El del fotolog ah re dijo...

Me paso, pasate por el mio

besis ah re


Dodo dijo...

Qué pasa muchachos? A qué viene toda esta historia? Estoy tratando de publicar un comentario con esa mística blogger que se suele visalizar en cada uno de estos espacios. A decir verdad, está repleto de Geeks en los que creo que ustedes están incluidos.
Ahora al grano: Me parece que el Blaaaag está decayendo cuantitativa y cualitativamente en cuanto a sus posts. Ténganlo en cuenta..no querrán perder lectores tales como el Chipi Gandín.....................


Coffee dijo...

Dodo, igual mas bajo que esto no podemos caer.

Epa!

Que?

*se va silbando, haciéndose el pelotudo*


Dodo dijo...

Muy cierto. Has develado el lado positivo.


Anónimo dijo...

El Chipi Gandin perdio una pierna jugando al futbol...


Anónimo dijo...

hey gente, ponganse las pilas y posteen mas seguido! que no decaiga!!

Sr. Anónimo


Walter Ñ dijo...

Chupame la japi "el abuelote"


el abuelote dijo...

Que pasa walter te pones loca.


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